jueves, mayo 12, 2005

Recuerditos de Piura

Hace dos años y un día que vivo sin él. Hace dos años y un día que no lo he vuelto a ver. Un día encontré un polo de Piura horrible, pintado artesanalmente y con un trazo mediocre. Daba lo mismo llevarlo al revés que al derecho.

Estaba dispuesto a seguir mi marcha sin detenerme a mirarlo más cuando, recordé que, hace dos años, mi amiga Melisa me pidió un polo de Piura, así que decidí comprarlo para enviárselo. Ya en casa, volviéndolo a mirar, reparé nuevamente en lo horrendo de sus formas así que, di marcha atrás, y preferí deshacerme de él regalándolo al primer mendigo que tocó mi puerta.

Cerré la entrada de mi casa al pordiosero y ya sólo, en mi habitación, me convencí con el argumento de ¡qué absurdo llevar en el pecho un polo con el nombre de mi ciudad! Ridiculizando la oferta en mi cabeza, elegí no volver a pensar en ello nunca más.

El tiempo pasó y le dio la razón al comerciante aquél, que vio en ese polo a medio manchar, una suerte de negocio: Lo cierto es que de Piura sólo se publicitan sus playas y no hay ningún souvenir que hable de otro tema que no sea Catacaos o Máncora. Eso demuestra una vez más lo poco ciudada que tenemos nuestra autoestima local. Además, también habla de la escasa imaginación piurana para desarrollar un producto sencillo, que nos represente y que no sea ni un mamarracho, ni una sofisticación de un precio inalcanzable.

Mientras sigamos así, no nos quejemos después de que los extranjeros sigan creyendo que los 25 millones de peruanos vivimos en Macchu Picchu.

No he vuelto a ver un polo de Piura, pero no saben cómo lo extraño.

No hay comentarios.: