miércoles, noviembre 23, 2005

Hasta que las hierbas nos separen.

"Me disculpan si me tapo la nariz", fue lo primero que dije al empezar el baño de florecimiento que Madán Patricia me hacía para tener a Viviana Rivasplata rendida a mis pies. Me echa una poción mágica traída desde la selva y me asegura ser más efectiva y verosímil que el mismo Cupido. Para los naturistas del mercado de Piura no hay nada que la fuerza de las plantas no pueda. A cuidarse todos porque si esto funciona que no nos sorprenda mañana ver caminar a la Bella y la Bestia de la mano.

El recoger una rosa para ir sacándole los pétalos en una vereda es materia desfasada. La cursilería y el romántico "me quiere o no me quiere" se han marchitado en el olvido con el simple amarre. Desde los tiempos milenarios las plantas medicinales han llevado en su sabia bruta el secreto para hacer caer hasta a la mujer más terca en los brazos del hombre que recurre a ellas. Los curanderos naturistas afirman tener todo tipo de remedios para el desamor. El secreto es un pacto con el mismísimo Satanás. Cada uno lo sabe y lo guarda bajo siete raíces.

Apenas entramos a la sección naturista se siente un aroma distinto al de la podredumbre del mercado piurano. El olor a sahumerio quemado invade mis fosas nasales y atrae sin querer a más de uno. A la voz de "Pase casero que yo tengo la cura a sus problemas", la maestra Virginia ofrece productos para todos los gustos sin distinción de raza, sexo, religión y bolsillo. Atraer al sexo opuesto (o al mismo sexo) ya dejó de ser un problema. Todo depende de nosotros. Hay desde las más exóticas hierbas hasta los más fuertes y poderosos amarres que le cuestan un ojo de la cara. ¡Ah!, eso sí, con la garantía de que ni la muerte los separa.

Si usted es aquel tipo que busca al amor de su vida pero piensa que las chicas lo rechazan porque huele mal ya no se preocupe. Vaya sin prisa al puesto "Aarón" y cómprese por cinco soles las famosas fragancias: Tú y yo; o el Sígueme, sígueme. También el Ven a mí (el auténtico perfume que atrae); la Pusanga; el Quiéreme, quiéreme que según dicen arrasa con todo. Ah, pero un consejo. Asegúrese que sólo lo huela el ser amado porque puede atrapar a otra persona.

Para los tradicionales y amantes de las hierbas también hay solución. La madre naturaleza como madre no se olvida de sus pródigos hijos y les envía el huanarpo hembra y macho para iniciar una picazón en sus partes íntimas, el Chamico, Piri piri y el Para para que como dicen los hierberos es "pa que la jerma se te entregue". No podemos dejar de lado al combinado de Wuayme wuayme, Pachuli, Alacrán, la semi yuca o Chilipampana en cantidades que sólo manejan los expertos.

Entre las hierbas más caras están el Adán y Eva cuyas hojas pueden llegar a costar entre 3 a 6 soles la unidad. El motelillo, el Pega pega y la flor del buen querer garantizan una noche de placer. Al comprar este tipo de hierbas los maestros dan un brebaje para echarlo en una bebida y así la víctima no sospeche de nada.

Si el cliente es amante de la naturaleza y prefiere algo más ceremonial no se va con las manos vacías. Cada tienda tiene una sección especial donde se hacen los más míticos rituales con alguna prenda del ser amado. Los amarres son los más caros y varían según el tiempo de duración. Si lo quieres para toda la vida puede costarte 600 soles. Otra forma de atraer es con los baños. El más conocido y económico es el hecho a base de flores rojas, blancas y amarillas. También están los rituales con las velas de corazón, de la pareja y de nudo. Las cuáles son prendidas en el centro de un círculo hecho con azúcar blanca. Mientras se consumen el maestro reza una oración especial para que jamás te abandonen.

Los supersticiosos y exhibicionistas ven en los amuletos lo mejor. Hay de todas formas y tamaños. La medalla de los siete poderes es la más vendida y efectiva según asegura "el Huancabambino", famoso brujo. Las figuras de San Antonio y San Jerónimo, talladas en sahumerio, son compradas por hombres cansados de cortejar a su lejano amor. También hay quienes prefieren colgarse bajo el corazón un cuarzo rosado o una gema roja y tentar suerte con cualquier muchachita. Si piensa que los bolsillos no lo ayudan está equivocado. Aquí nadie se queda sin pareja y le ofrecen muñequitos con forma de picaflor, paloma, sol, estrellas y hasta la luna, que funcionan según el signo y el sexo del amante al módico precio de un sol.

Y ¿Qué pasaría si es que a usted no le gustan las hierbas? La solución le viene en cápsulas. Los naturistas no excluyen a nadie de su negocio y le ofrecen Ergoforte, Cripouyant-h y Vitagere-brine para que no lo pare ni la policía.

Los remedios para el desamor han quedado relegados al principio del mínimo esfuerzo en donde el fin si justifica los medios y pactos con el diablo. Ya se dejó de lado el galanteo, las serenatas y las palabras bonitas. Para Genara Castillo, doctora en Filosofía, amar a una persona es una tarea ardua que no se consigue con unas cuantas hierbitas. "El enamoramiento es un acontecimiento radical en el ser humano porque involucra un aspecto de la dimensión trascendente de nuestro ser. Sin embargo, descubrir el amor y saberlo vivir, no es tarea fácil, ni se improvisa. Por tanto, hay que esforzarnos para acertar, ya que el éxito o el fracaso en esta tarea determina gran parte de nuestra felicidad o desdicha".

Lejos de brujerías, teorías contemporáneas y ayudas naturales el verdadero amor no se encuentra así de fácil. Hace falta constancia, un ramo de rosas, unos cuantos poemas, una buena labia y a esperar se ha dicho. Sin embargo, como van las cosas, ahora lo único importante es el grosor de la billetera. Mientras tanto sigo esperando a Viviana Rivasplata. (Escrito por Eduardo Gonzalo Venegas Villanueva).

jueves, octubre 13, 2005

Estudiante de Piura Gana Concurso Fotográfico a Nivel Nacional

Pierina Papi, estudiante del décimo ciclo de la Facultad de Comunicación ganó el primer lugar del II Premio Nacional Universitario de Fotografía otorgado en el XXVI Encuentro Peruano de Facultades de Comunicación Social (Apfacom) realizado del 28 al 30 de septiembre, en Arequipa. Posted by Picasa
LA MEJOR A NIVEL NACIONAL. Pierina Papi, estudiante del X ciclo de la Facultad de Comunicacion gano el primer lugar del II Premio Nacional Universitario de Fotografia otorgado en el XXVI Encuentro Peruano de Facultades de Comunicacion Social (Apfacom) realizado del 28 al 30 de septiembre, en Arequipa. FELICITACIONES.  Posted by Picasa

lunes, setiembre 19, 2005

El futbol en Perú consique más triunfos que la política.

El fútbol ha conseguido en Piura lo que la magullada política viene intentando desde hace tiempo sin éxito: congregar a todos los ciudadanos en torno a una propuesta.

Cerca del remachado estadio Miguel Grau, uno de los corazones del Mundial Sub – 17 y horas previas a que uno de los primeros balón con chip sea puesto a prueba, los piuranos han decidido abandonar por unas horas el bocinazo como cultura vital, bajar de los taxi-colectivos, motos lineales, mototaxis y ticos, y se han puesto a caminar y caminar, hasta llegar a su destino, transitando por la Avenida Guardia Civil, una de las arterias principales de esta cálida ciudad norteña.

Finalmente ha llegado el momento en el que una actividad pública, sin necesidad de ser política, proporcione unas migajas de bienestar a los ciudadanos. El futbol, el circo romano de la modernidad, se ha elevado por encima de los afanes centralistas y nos ha vuelto los ojos hacia nosotros mismos, a cómo somos, en Público.

Por un momento dejamos de pensar en las huelgas de las enfermeras, en la posible huelga policial, en el TLC o en los problemas mineros... y pasamos a pensar en el partido, que por suerte no es político. Ignoramos la descentralización y el referéndum y pasamos ampliamente de la política nacional. Dejamos de pensar en NADA y comenzamos a pensar en el futbol ¡Qué relajante!

Hace mucho tiempo que no escuchaba a Piura en silencio, ni veía caminar a su gente, ni unidos a los piuranos en torno a un acontecimiento, sin importar credo, raza, religión o estatus económico. Hace mucho que la ciudad no estaba tan resguardada, ni la gente tan atenta a los turistas o visitantes. Calles pintadas, semáforos que funcionan y, exceptuando alguna que otra medida municipal absurda (como la de situar un carrusel -tío vivo- en medio de una avenida), la ciudad vuelve a cobrar vida con alegría y sin perversidad.

Lo más curioso es que esto ocurre en el distrito de Castilla. Para quien no nos conoce, Castilla es conocida como la “tierra de nadie”, aquí todo puede ocurrir, y es posiblemente el municipio que tiene más deudas de todo el departamento. Por eso me extraña verlo tan tranquilo por más de un día, y tan apoyado por el servicio de seguridad del municipio DE PIURA.

No sé si habrá más mundiales en el Perú, pero desde luego ya tenemos algo que agradecerle al actual. Silencio y seguridad por más de un día, más de lo que podríamos pedir a un solo político.

miércoles, setiembre 14, 2005

Los rituales piuranos no siempre los imponen los ciudadanos.

Tres relecturas después del texto de Hannah Arendt sobre la esfera pública y la esfera privada, en su grandioso libro sobre La Condición Humana, buscando ejemplos en mi memoria para explicar lo inexplicable a mis empeñosos estudiantes, me vino a la memoria una anécdota escatológica, en el sentido más burdo, pero que grafica parte del texto de Arendt.

"El rasgo distintivo de la esfera doméstica era que en dicha esfera los hombres vivían juntos llevados por sus necesidades y exigencias. Esa fuerza que los unía era la propia vida [...], que, para su mantenimiento individual y supervivencia de la especie, necesita de la compañía de los demás" (Arendt, 1998: 43).

La vivencia se relaciona con el excrementicio ritual piurano de orinar en la vía pública que cultivamos con cierta frecuencia, activa o pasivamente. Todo empezó un día martes, a medio día, en un laborioso trámite de sacar un RUC en la SUNAT. Recepción, turno, y pantalla numerada más tarde, mi organismo me situó ante la tesitura de buscar un baño o seguir mirando la pantalla donde cambiaban los números cada 10 ó 15 minutos. Procedí a preguntar al guardia de seguridad por un baño y su rostro sonriente me hizo presagiar que tendría que salir a la calle a publicar mi necesidad.

"Una de las características de lo privado, antes del descubrimiento de lo íntimo, era que el hombre existía en esta esfera no como verdadero ser humano, sino únicamente como espécimen del animal de la especie humana. Ésta era precisamente la razón básica del tremendo desprecio sentido en la antigüedad por lo privado" (Arendt, 1998: 56).

–Increíble que una institución pública, que no necesariamente se caracteriza por su diligencia, carezca de este tipo de servicios, con la cantidad de recursos que supuestamente recauda y con el tiempo que lleva operativa la SUNAT en aquella ajetreada esquina, formada por las calles Callao y Loreto, número 600- pensé.

"Por la más social forma de gobierno, esto es, por la burocracia [...] el gobierno de nadie no es necesariamente no-gobierno; bajo ciertas circunstancias, incluso puede resultar una de sus versiones más crueles y tiránicas" (Arendt, 1998: 51).

Pero la necesidad no daba tregua y tuve que interrumpir mis cavilaciones para dar paso a mi ingenio: necesitaba manifestar imperiosamente mi esfera privada sin invadir toscamente la esfera pública, así que dejé aquella recepción, junto con el turno y la pantalla SUNAT, y salí a la calle para ver si conseguía tener mejor suerte que aquella a la que me había condenado la mentada institución pública.

"[...] la sociedad espera de cada uno de sus miembros una cierta clase de conducta, mediante la imposición de innumerables y variadas normas, todas las cuales tienden a 'normalizar' a sus miembros, a hacerlos actuar, a excluir la acción espontánea o el logro sobresaliente" (Arendt, 1998: 51).

Dos tiendas de muebles y un chifa más adelante, cuando ya mi cuerpo se había resignado a cumplir con el ritual tan típicamente piurano de marcar una esquina como un perro, pude ver delante de mí a una institución privada, un Hotel, en el que decidí probar suerte y expandir mi uretra. El recepcionista del Hotel, para mi suerte, al verme encorbatado y bien vestido, no tuvo demasiados reparos en permitirme el uso de un bien privado. Mi ajena necesidad por fin se vio satisfecha.

"La sociedad es la forma en que la mutua dependencia en beneficio de la vida y nada más adquiere público significado, donde las actividades relacionadas con la pura supervivencia se permiten aparecer en público" (Arendt, 1998: 57).

Dando muestras visibles de agradecimiento emprendí mi feliz retorno a mis demorones trámites. Para mi mala suerte, al ser medio día, el turno había ‘avanzado’ más rápido y, por supuesto, yo ya había perdido mi oportunidad de cumplir con un trámite para seguirle pagando al Estado, a fin de que me siga dejando sin un servicio que no pedí, porque pensé que alguna vez se pensaría en alguien como yo, un transeúnte con una urgencia privada en una institución pública.

"Está claro que la vida pública sólo era posible después de haber cubierto las mucho más urgentes necesidades de la vida" (Arendt, 1998: 72).

jueves, junio 09, 2005

Piuranidad... ¿Qué es eso?

La "Piuranidad", famosísima frase que encierra, para nuestros padres y abuelos, todo el sentimiento y el recuerdo de nuestra historia piurana. "Piuranidad" altruista ideal que encierra los más altos valores cívicos, familiares y culturales que la sociedad piurana ha logrado cimentar...

¡Sí! Piuranidad pero, en una Piura que no tiene movimiento cultural, que no sabe cuidar lo poco de "histórico y cultural" que tiene, que no fomenta la creación de activos espacios culturales ni promueve museos, talleres, congresos o alguna otra acción que tenga como objetivo, hacer comprender a nuestra juventud, a los nuevos piuranos, motivos -coherentes y lógicos- para educar en "Piuranidad".

Demos un vistazo, rápido pero certero, a los principales focos "históricos y culturales" de nuestra ciudad. Aquellos que estarían, en todo caso, creados para reforzar nuestra "Piuranidad"....¿Los conoce usted? ¿Sabe a qué me refiero?

La ciudad de Piura tiene dos museos, uno arqueológico (Vicús) y otro religioso (El Carmen). Tiene, además de la muy publicitada "Casa Grau", donde nació y vivió el héroe que expresa, mejor que ninguno, la "Piuranidad"; un cementerio del siglo XIX, dos edificios del siglo XVIII y toda una calle con edificaciones de comienzos del siglo XX. ¿Sabía usted que existían?

Que la "Piuranidad" no se quede en las bonitas frases. ¡Vive la Piuranidad! ¿De qué manera? Pues, visita y conoce esos pocos espacios históricos y culturales que quedan. Sólo así, podremos pedir que nuestra ciudad deje de ser un pueblo periférico, provincia del Imperio del reggaeton y el "perreo", y podamos pedir, crear y auspiciar nuevas alternativas culturales, en beneficio de nuestros niños... ah! Y de la "Piuranidad". Más

martes, junio 07, 2005

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lunes, junio 06, 2005

Piura es el departamento que consume más diarios en todo el Perú

¡Que no paren las rotativas, que sigan!... funcionando en Piura...

Contra todo pronóstico, el departamento más apacible del Perú, de polvorientas calles, como diría el afamado periodista Kapuscinski, se ha convertido de pronto en el más asíduo lector de diarios. Según Rosa Zeta, investigadora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura, en esta zona del norte se lee más diarios que en el promedio de todo el Perú.

Las cifras se han obtenido en un análisis comparativo de estadísticas 2005, de la Compañía Peruana de Investigación de Mercados, CPI. Según esta empresa, Piura supera al promedio nacional (38.8 %) y limeño (43.7%) con un 46.8% de lectoría ( Boletín CPI, Nº 51 , 02/6/05).

Otro dato significativo que proporciona la investigadora 'piurensis' es que, para informarse, el lector piurano prefiere los medios de comunicación propios de su localidad, aspecto que convierte a los piuranos en unos chauvinistas informativos inconscientes ¡Escuchen bien empresas de Lima! la receta 'piurano informa piurano' funciona en esta zona.

Un dato que subraya esta afirmación es que el primer diario en lectoría de este departamento es la edición regional de Correo, seguido de cerca por La Hora, también de origen local, y que para muchos no deja de ser un tabloide sensacionalista que carece de página web y que pertenece a la Empresa Editora El Tiempo.

Si quiere más detalles del informe, puede escribir a Rosa Zeta, profesora de la asignatura de Mercados de la Comunicación, Universidad de Piura.

lunes, mayo 23, 2005

Una playa de irónico nombre

Al suroeste de Sechura, a 21 Km. de carretera, un anuncio de fondo azul y letras blancas anuncia, sarcástico ante el hedor que se percibe: "Playa Las Delicias le da la bienvenida".


¿Delicias? Cada visitante se ha de preguntar lo mismo. Al bajar del bus, o lo que te haya llevado a aquella porción de tierra empalmada al mar, las preguntas se hacen cada vez más frecuentes y complejas. En lugar de veraneantes, se ven vidrios, bolsas, papeles: azules, verdes, amarillos. Los gestos faciales no dejan de hacerse notar.


Las gaviotas y pelícanos vuelan como moscas sobre la playa. Carroñeros entre la basura se sirven de de ese gran buffet de "delicias". Abajo, un extraño riachuelo zigzagueante atraviesa la playa. El agua del improvisado canalillo es negra, huele a baño público y la adorna una nata de moho verde. Es agua de desagüe. Hay que saltarla para avanzar. Más le vale tomar impulso.


Para sentarse a tostar la pálida piel habría que hacer espacio entre la basura. Pero seguro a muchos ni se les cruzaría por la cabeza.


Si no se puede estar en la arena ¿qué tal el mar? a la orilla la espuma acaricia algas de un verde azulado que copan todo ese pedazo de tierra húmeda que en cualquier playa es territorio de quienes no saben nadar. ¿Estará resbaloso? Uno prefiere quedarse con la duda.


Subido en una lancha, la perspectiva parece cambiar. Los animales de ese mundo de líquida presencia se encargan de alegrar el día. Lobos marinos, gigantescos, aparecen jugando en el mar. Se asolean panza arriba, abriendo sus aletas como si quisieran "quemarse parejo".


Nadan en grupos de cinco o seis, sobándose unos a los otros. El sol a lo alto, el agua refrescante, un momento placentero; ignoraran, claro está, la inmundicia de su hábitat. Atrás de ellos un buque pesquero desagua por un tubo largo y gris, una mezcla de vísceras, sangre, pedazos de pez y quién sabe qué más al agua. Sin vergüenza alguna. Como si hubiera un letrero gigante que los dispensara diciendo: Depósito de desperdicios.


Las tortugas marinas rondan por allí. Sacan su cabeza de vez en cuando estirando sus largos cuellos para alcanzar también algunos rayos de sol. Tras ellas otra embarcación igual que la anterior, con el mismo impertinente tubo. Este barco se llama "El Tiburón Verde". En verdad han de estar verdes los tiburones de nadar entre tanta suciedad.


¿Delicias? Cada visitante se ha de preguntar lo mismo. Una que otra risa maliciosa se escapa del más recatado, un movimiento de cabeza de derecha a izquierda y una mueca de ojos y boca, es lo que despertamos en quienes desean ir más allá de "Colán la fashion" y -la tan alejada que parece ser de Tumbes- Máncora. Pero como siempre ¡Chh, conmigo no es el roche!

miércoles, mayo 18, 2005

La “otra terminal”

Lunes 6 am. Sullana, norte del Perú. Un elevado número de la población ha despertado buen rato atrás. Miles de cosas por hacer les lleva a su pequeña metrópoli, Piura.


En las provincias del norte, del sur, del este y el oeste, ocurre, a la misma hora, un fenómeno parecido.


Por razones muy personales amanecí en una ciudad que no era la mía; pero no por eso dejaba de ser menos acogedora para mí; no obstante, ya era hora de regresar y tuve que tomar una combi allí, en la estación local de Sullana, para regresar a Piura. Luego me arrepentí...


...La barbarie con la que chóferes, llenadores y oportunistas, llaman a la gente a abordar sus micros; y la gente misma que reacciona como ganado al llamado del ‘vaquero’: primero, mirando a su alrededor con sus ojos nerviosos –no vaya ser que alguien se les adelante– y luego, su respuesta al grito del ‘vaquero’ que les avisa de la partida del bus, para luego, disimuladamente, como queriendo parecer apáticos con el transporte, se agruparon y avanzaron con dirección a la puerta, para finalmente caer en una danza de amontonamiento, empujones y arrebatos.


Recuerdo todavía una vaca que mugía: ¡Adelia, Adelia, apúrate yo te guardo sitio allí! Entre ellos no había espacio para la senectud, o el trato distinguido a una dama, ¡que cosas, mejor que esperen!.


Vi entrar y salir cuatro combis, cuatro veces el tumulto y cuatro veces sin saber que hacer, civilizadamente, para ocupar un asiento de pasajero. Me armé de paciencia.
El hecho de tomar una combi no me perturbó del todo. No desprecio ese medio de transporte, por el contrario, lo he necesitado y me ha sacado de apuros varias veces. Sin embargo, eso no significa que su servicio me satisfaga del todo.


A la quinta combi me hice también ganado: empujé, arrebaté, olvidé la senectud de algunos, y violé el manual de Carreño ¿Qué iba hacer, quedarme a vivir para siempre allí en la estación, como en la película: La Terminal?


Ocupé un lugar justo en medio, gané la ventanilla y me apegué a ella, y reí, porque el nudo humano seguía en la puerta atolondrándose, ¡que gracioso!: encorbatados; costalillos que empujan portafolios; mochilas de estudiantes que vuelan entre las ventanas ocupando sitios al azar; rostros delicadísimos que sucumbían ante esta angustia; ¡ah!, y gringos, también éstos entran, atrapados en esa masa humana, practicando la mecánica del transporte: ¡a codazos! Un poco más lejos, de pie, con expresión critica y contemplativa, un muchacho dudaba si ser gente o ser ganado.


“Pero no hay que ser tan crudo –me dice un amigo– así son las cosas y ya”. Probablemente se deba a que, esa mañana, me encontraba muy sensible y lo que veía, de veras, me resultaba incómodo. De repente, he visto situaciones similares, antes; pero entonces allí, mi conciencia se encontraba cauterizada y no me afectaba. En la estación de Sullana, ¡Zas! desperté.


Conozco el esfuerzo que les exige, a los colindantes de Piura, presentarse día a día en sus centros de trabajo, institutos, universidades, hogares, etcétera, que están a más de 40 ó 50 Km. de sus pueblos. Es digno –de verdad– venir hasta Piura para hacer Dios sabe que cosas, con las características del transporte que se posee.

lunes, mayo 16, 2005

Concéntrate en el centro.

Cierta noche, caminaba distraído cerca del óvalo Grau, próximo a una de las ocho esquinas de la avenida del mismo nombre, cuando, de pronto, me interceptó un chiquillo de no más de 13 años, con cara compungida. Su aspecto, limpio aunque modesto, no comparable al de los típicos mendigos de esa zona, me llevó a detenerme y escucharle con atención:

- “señor, me da 50 céntimos [de nuevo sol] que me faltan para mi pasaje”, me dijo.

Luego de apreciar su cara de gato suplicante, salido de la película Shrek 2, recordé que en alguna oportunidad yo también tuve esta necesidad, aunque en lugar de ponerme a pedir dinero prestado, opté por regresarme a pie a casa. El recuerdo me llevó inconscientemente la mano al bolsillo y, cuando fui consciente otra vez, ya estaba dándole el medio sol que me pedía.

- “toma y no llegues tarde”, le dije.

Seguí mi ruta y mientras veía escaparates reflexioné sobre este hábito, tan arraigado en todos los piuranos: para muchos de nosotros, ir al centro de la ciudad se ha convertido en un ritual con tradición. Como nuevos piuranos organizamos nuestra vida en torno al centro y nos dejamos marcar por él. El centro representa para nosotros el centro de abastecimiento, el centro de diversión, el centro de trabajo, entre otros muchos centros.

La presencia de este punto geoestratégico en nuestra ciudad tiene múltiples consecuencias, de las que elijo para explicar dos: la económica y la social.

La primera consecuencia económica es que el piurano medio gasta un buen porcentaje de sus ingresos yendo al centro o volviendo de él, los padres de familia lo saben bien. El precio del pasaje “al centro” en el transporte público es un gasto considerable en el presupuesto familiar de muchos.

Además, cosa curiosa, este factor económico compite, al mismo tiempo, con un factor social de diversión que representa ese mismo centro para nosotros. Ir al centro no sólo es ir a trabajar o realizar trámites, sino también significa ir a divertirse. Quienes lo experimentan en carne propia son los adolescentes y los jóvenes, cuyo gasto de pasaje muchas veces equivale a otro tipo de diversión a la que saben que pueden acceder si se regresan a pie a sus casas.
Quince años han pasado desde que me quedé sin ‘sencillo’ para mi pasaje, pero habiendo experimentado recientemente el asalto del chiquillo, me cautiva pensar que el centro sigue significando lo mismo para los nuevos piuranos.

viernes, mayo 13, 2005

Limamanía

Que si la visita de Magaly Medina, que si eres de la U o del Alianza, que si las firmas falsas... en fin... Un sin número de temas limeños que sólo vienen al cuento porque te los inoculan bajo la apariencia de que son temas que involucran a todo el Perú. Es decir, si no haces caso, eres un mal peruano. ¡Qué tal raza! Al final, terminas sabiendo más de Magaly que de tu vecina de al lado a la que pueden haberle amputado las piernas y tú ni caso.

Hace mucho tiempo que un sociólogo austriaco, Paul Lazarsfeld, denominó a este fenómeno disfunción narcotizante pero, como necesito comunicarme contigo que 'vives en lima', a este mismo hecho le voy a denominar Limamanía, para que te sientas identificado.

Mientras en Piura transitas por trochas carrozables como la 'avenida' Irazola y caminas con toda tu familia por veredas por las que no entra ni un bebé de pie, los limeños ya se van por su tercera megaobra para tener un transporte público más ordenado. Pero con tal de que los últimos adelantos estén en Lima, no hay problema... ya llegaremos para disfrutar de ellos, luego de un viaje de 14 horas o más dependiendo si viajas en compañías serias o en destartaladas. Como está 'tan cerca' de tu corazón, de tu pensamiento, de tu alma, el sueño limeño hace que desarrolles una capacidad glúteo-cerebral impresionante. Catorce horas metido en un autobús y sales de ahí medio mal oliente, pegajoso y con un gorro estilo cardenal tejido con tu propio pelo, luego de estar recostado en la cabecera de esos transportes.

Con todo esto por montera no resulta extraña la peregrina idea de que Luis Castañeda Lossio, Alcalde de Lima vaya favorito en las encuestas para ser nada más y nada menos que PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DEL PERÚ. Me pregunto por qué no estará entre las preferencias nuestro estimado alcande Eduardo Cáceres Chocano.

Por cierto, ahora que recuerdo, en toda mi vida he pisado tan sólo un avión y medio de Lan pero me siento afectado por un vídeo que habla mal del Perú (o sea, de Lima) y participo del cargamontón nacional... ¡todo porque ocurrió en Lima! ¡Caray!!! como si los piuranos no tuviéramos problemas más urgentes que resolver.

Esta Limamanía termina sirviendo a nuestros políticos locales, quienes por cierto, viven más en Lima que aquí porque, para existir en este país... adivina... ¡hay que estar en Lima! ¡Viva Valdelomar!.

jueves, mayo 12, 2005

Recuerditos de Piura

Hace dos años y un día que vivo sin él. Hace dos años y un día que no lo he vuelto a ver. Un día encontré un polo de Piura horrible, pintado artesanalmente y con un trazo mediocre. Daba lo mismo llevarlo al revés que al derecho.

Estaba dispuesto a seguir mi marcha sin detenerme a mirarlo más cuando, recordé que, hace dos años, mi amiga Melisa me pidió un polo de Piura, así que decidí comprarlo para enviárselo. Ya en casa, volviéndolo a mirar, reparé nuevamente en lo horrendo de sus formas así que, di marcha atrás, y preferí deshacerme de él regalándolo al primer mendigo que tocó mi puerta.

Cerré la entrada de mi casa al pordiosero y ya sólo, en mi habitación, me convencí con el argumento de ¡qué absurdo llevar en el pecho un polo con el nombre de mi ciudad! Ridiculizando la oferta en mi cabeza, elegí no volver a pensar en ello nunca más.

El tiempo pasó y le dio la razón al comerciante aquél, que vio en ese polo a medio manchar, una suerte de negocio: Lo cierto es que de Piura sólo se publicitan sus playas y no hay ningún souvenir que hable de otro tema que no sea Catacaos o Máncora. Eso demuestra una vez más lo poco ciudada que tenemos nuestra autoestima local. Además, también habla de la escasa imaginación piurana para desarrollar un producto sencillo, que nos represente y que no sea ni un mamarracho, ni una sofisticación de un precio inalcanzable.

Mientras sigamos así, no nos quejemos después de que los extranjeros sigan creyendo que los 25 millones de peruanos vivimos en Macchu Picchu.

No he vuelto a ver un polo de Piura, pero no saben cómo lo extraño.

miércoles, mayo 11, 2005

Cuando me convertí en cuello de botella

Caminando la tarde de ayer por la avenida Grau de Piura, en la esquina que ésta forma con la calle Cuzco, tuve la ‘fortuna’ de encontrarme con un viejo amigo de la secundaria y, como cualquier hijo de vecino, tuve la ‘peregrina’ idea de detenerme para intercambiar novedades con él. Digo peregrina porque no me percaté de que él y yo convertimos ese tramo de ‘la Grau’ en un endemoniado cuello de botella para el resto de transeúntes.

Los piuranos mudos, urgidos por la necesidad de llegar al destino, se vieron inmediatamente forzados a descender al asfalto para continuar su marcha, exponiendo su vida al aún más irrespetuoso volante de los ticos, nuestros nuevos ‘piajenos’, esos que inundan la ciudad con sus bocinas y tiñen de un amarillo chillón la tradicional avenida Grau.

Para colmo de males, se nos unieron después, un par de amigos más y, con ellos, con las conversaciones interrumpidas, con los tradicionales ambulantes y con los infaltables limosneros –que nos tomaron por asalto–, nos convertimos en un repudiable estorbo peatonal.

En otra ciudad, eso hubiera originado protestas recalcitrantes y llamadas de atención, pero en Piura, fuimos acogidos con un mítico silencio y un empujoncito solapado que, de vez en cuando, dejaba traslucir lo repudiable de nuestra conducta.

Con perspectiva temporal, me pregunto ahora si la responsabilidad era toda nuestra o también de nuestras autoridades, que no piensan en hacer veredas más anchas para que los transeúntes podamos dar vida a las calles, en lugar de poner en riesgo otras.
Con “suerte”, a esa misma hora y en ese mismo instante, en otros puntos de ‘la Grau’, se formarían hasta tres cuellos de botella importantes, enmarcados por el amarillo chillón, la marcha muda del resto y el empujoncito periódico que no cesa.